Batallíta en Laos (primera parte)

Ayer llegue a Hanoi, capital de la republica socialista de Vietnam. Me ha costado casí dos semanas de vueltas pinetas por el norte de Laos, pero al final he conseguido sobreponerme al embrujo de ese magnifico pais, y despues de muchas aventuras y desventuras aqui me he plantado. He cogido una habitacion de un hotel bueno con dos chicas holandesas (no es que vengan con la habitacion, sino que estamos compartiéndola). Tenemos tele, sofas, unas camás gigantes, y jacuzzi. Salímos a 10 euros por cabeza….mi autoregalo de navidad 🙂 . Pero esto es solo el final, así que vayamos al principio…

Despues de conseguir el visado para Vietnam, y de pegarme con todas las burocracias posibles, por fin consegui salír hacia Phonsavan, la ciudad del norte de Laos donde se ubica uno de los misterios sin resolver del sudeste asíatico: la llanura de las jarras. Lo primero que llama la atencion por el camino son las calvas que hay en las montañas del entorno. Bombas. Bombas americanas de hace ya decadas, que aun hoy no permiten que crezca ni una brizna de hierba. No se que lanzarian ahí, pero era algo más que un petardo.
Luego una vez en la llanura de las jarras unos carteles nos avisan de que tenemos que pisar solo por las zonas con marcas blancas, y ni de coña por las zonas con las marcas rojas. La razón, que todavía hay un montón de minas de las jodidas, de las que se plantaron durante la guerra y que todavía siguen ahí. Todos los meses algun niño queda mutilado por las minas, o por material de guerra sin desactivar. En un país donde el pollo se come solo los domingos desactivar minas es un lujo.
Las jarras en si no tienen mucha cosa…el tema es como narices han llegado hasta ahí unas jarras de más de 2 metros, de piedra, y con tapadera, que dicho así, ‘tapadera’, suena a taperware, pero son unos circulos de piedra que pesan un quintal. La vista impresiona, especialmente en las partes donde las jarras están en mitad del bosque y algunos arboles se las han ‘comído’.
Una vez vista la llanura de las jarras, y bebido todo el lao-lao (un licor de arroz fuertisimo que hacen aqui y que vale a medio euro el litro) del pueblo en el festival Mhong (una tribu de aqui) al que me autoinvite, decidi que era hora de tirar más para el norte. Queria hacer algun trekking en Nong Khiaw.
Según mi guia era muy facil llegar ahí, solo habia que coger un par de buses, un enlace facilon, y listo. así que por la mañana, a las 7 me fui a la ‘estacion’ a coger el bus…primera sorpresa. El bus no es bus, es un sanghtew, o sea, una furgoneta descapotable a la que le han puesto dos bancos. Normalmente no me importa, pero eran 5 horas y hacía un frio polar. Pero bueno, la vida es maravillosa, así que desenfundé mi ropa de abrigo y salté gracilmente al vehiculo que me llevaría a Nam Nom, donde cogería el enlace facilón…Segunda sorpresa.

El enlace facilón no era tan facilón, pero bueno, la vida seguía siendo maravillosa, así que despues de unas cuantas explicaciones en Lao, y unos dibujos en la arena por parte de los ‘nativos’, me puse a caminar hacia esa ‘parada de autobus’ que estaba tan solo a 4 km a pata…A la hora y media me planteé que o bien yo estaba en muy baja forma y los 4km me costaban demasiado, o a lo mejor la »estación» estaba más lejos de lo que parecía….a las 3 horas estaba convencido de que no había ninguna estación, y me preguntaba que coño iba a hacer yo en medio del puto monte, con el frio que hacia, la noche echándoseme encima y sin un lugar hacia el que ir.
Así que cuando paso una moto (la segúnda en las 3 horas de caminata), la aborde cual pancho villa y como pude le rogué al tío que me llevara a alguna parte. Al final acabé en casa del tipo, con su family y con mi guía de Lao consegui preguntarles dónde estaba la parada para ir a Nong Khiaw…respuesta: carcajada. La parada la habian quitado hace 10 años… pero bueno, de vez en cuando pasaba un autobus que iba por el camino.
así que me pasé un par de días viviendo con ellos y esperando el autobus. Durmiendo en el suelo, y comiendo arroz pegajoso con una salsa de algas de rio y zumo de lima. El ultimo día de cada mes me dijeron, orgullosos, que comían pollo (y yo lo entendi!!! voy a poner en el curriculum que hablo Lao a nivel basíco jeje).
La casa de la familia con la que estuve estaba en un pueblo, perdidísimo. Todas las casas estaban hechas con bambu, no había agua corriente o electricidad, y todo el mundo se lavaba en la plaza del pueblo, donde con una bomba sacaban agua y hacian malabares para poder lavarse sin enseñar ni un centimetro más de piel de lo debido. Para beber me dieron agua que sacaban exprimiendo caña de azucar…y os aseguro que después de estar dos días bebiendo eso me da hasta repelus pensar en comer algo dulce.
Durante el día, me dedicaba a sentarme en una silla y esperar a ver si venia el bus…que por supuesto no pasó el primer día, así que el segúndo me lo pase tirandome piedras con los chavales del pueblo, que flipaban con mi perilla y con la alarma de mi reloj. En la escuela del pueblo la gente salía al patio para verme hacer el tonto con los cerdos y las gallínas que tenían por ahí.Y en una de éstas….se oyó en la distancia un motor, así que yo y la mierda que me rodeaba después de no ducharme en 3 días nos lanzamos al camino…y siiii!!!, me dijeron que me llevaban al enlace con el bus de Nong Khiaw!! yuhuuuu.
Antes de marcharme les di como 10 dolares a la familia con la que habia estado, y bueno….casí lloran. El sueldo medio anual es de 300 dolares al año…así que haced las cuentas.

Al final, despues de 9 horas de autobus llegue a Nong Khiaw… pueblo conquistado por los mochileros, pero con unas vistas estupendas. Despues de preguntar a la gente por ahí enseguida me di cuenta que donde mejor iba a poder patear era en un pequeño pueblo, a una hora en barco, llamado Muang Noi.
Muang Noi es aun más pequeño que Nong Kiaw (sí, sé que a estas alturas hay un jaleo de nombres tremendo, pero así me acuerdo en el futuro de los nombres de los pueblos…), y la calle principal esta llena de gente que se ofrece a llevarte a visitar a las tribus de la zona.

Así que me acoste esa noche, preparado para la pateada del día siguiente, y sin ser consciente de que mi batallíta por Laos no habia hecho más que empezar…