Solo llevo diez días aquí, y parece que esté desde pequeño. Tengo mi rutina de ir a entrenar, mi grupo de amigos para tomar las cervezas ( sí, que esto tampoco es un monasterio…), y ya sé donde lavan la ropa más barato y qué másajes darme en cada tienda.
Poco a poco va mejorando mi resistencia. Ya no tengo agujetas por las mañanas, y cada vez los moratones de las espinillas son más pequeños.
Esta mañana he tenido una pequeña satisfacción en el entrenamiento en la playa. Nos hemos dividido en tres grupos: principiantes, intermedios y malas bestias.
Obviamente yo iba en el grupo de los principiantes. Bueno, pues en las tandas de carreras, flexiones y demás, era de los mejores de mi grupo! . Claro, que había cada uno… pero bueno, poco a poco, si noto que me estoy poniendo en forma. Eso sí, cuando los avanzados nos han pasado a todos a la carrera, como los orcos de mordor en busca de la batallá final, casí me da un infarto solo de verles.
Pero no solo de entrenar vive el hombre, y el Domingo pasado era el festival de Loi Krathong, que los tailandeses celebran haciendo una especie de objetos flotantes con forma de loto, y flores, y dejándolos en el mar/río para contentar a los espíritus de las aguas.
Fui a la Bahía de Chalong, a ver cómo iba el tema, y la verdad es que es digno de ver.
Aquí algunas cutre-fotos que saqué a los Krathong flotantes:
Y junto con los Krathong, también sueltan unos farolillos grandes, super asíáticos, que ya había visto en Malasía y en China.
Lo mío no es la fotografía, pero os prometo que todo muy bonito y muy chulo. Tengo un video de como vuelan los cacharros esos pero no me deja subirlo, así que otro día será!.
Me voy a dormir, que mañana hay que madrugar para darle caña a la pelea.
¡Hasta pronto!
Nino, me hubiera encantado estar allí contigo. Cuando vaya, soltamos un farolillo al cielo.
¡Qué ganas de verte!