Chiang Mai es una ciudad para aprender a hacer cosas, así que estuvimos allí aprendiendo un montón.
En nuestra anterior visita con los conquenses habíamos hecho un cursillo de cocina súper chachi, y esta vez Ana se puso con el curso de platería. Se supone que en 5 días iba a aprender a hacer 3 cosas, pero como es muy manitas/acelerada al cuarto día y después de hacer 8 cosas, ya se dio por aprendida ( dos días más y da ella el curso, jeje).
Un día fui yo a hacerle compañía, e hicimos unos anillos de plata guays del paraguay, que vamos a usar en nuestra boda el próximo año! Las probabilidades de cagarla que yo me calculaba eran del 50/50 pero al final me salíó muy bien. El profe era un personaje, se parecía al maestro Miyagui de Karate Kid, no hablaba mucho, pero te iba explicando, y de repente te daba dos golpecitos con el martillo…y voila, ¡ todo arreglado!
Bueno, anillos, pendientes, pulseras y colgantes terminados, y como a Ana le sobraba un día, nos apuntamos al día siguiente a un curso de másaje tailandés. Aprendimos a estirar, estrujar, crujir, empujar, pisar… ni Torquemada y sus secuaces. Miedito a los voluntarios que queráis probarlo.
Además el palizón no es solo para el que recibe el másaje, sino también para el que lo da, que tiene que estar una hora haciendo una especie de yoga activo y cambiando de postura. Al día siguiente agujetas en las piernas y el culo! (Ays, forma física del Muay Thai, ¿dónde estás?).
Aventuras por Chiang Rai aparte ( las explica Ana en su post ), tiramos para Bangkok para coger un autobús al parque natural de Khao Yai. Es patrimonio de la Unesco, y es el parque salvaje más cercano a la capi, a 2 horas en coche, y unas 6 en bus gallínero como el que cogimos, parando en los arcenes a coger al Manolín de turno que quería hacerse 500 metros para comprar un pad thai. Bueno, que al final llegamos poco antes que si hubiéramos ido en bicicleta ( o monociclo).
El parque de Khao Yai está bien. Yo lo conocía de haber visto reportajes, y a Ana como le encanta la zona de Issan, pues le apetecía mucho también.
La verdad es que… no vimos mucha cosa. Muchos monos y ciervos, y un par de Gibbones liándola en la copa de un árbol altísimo.
Bueno, y dos serpientes cabronas en un árbol.
Dos días en una zona verde, y un poco de triske por el monte. Tampoco está mal, pero esperábamos más animales y bichos.
Ahora estamos en el avión de Bangkok a Jakarta ( capital de Indonesia), que es nuestro siguiente destino.
Yo la verdad ya tenía ganas de cambiar de país, porque me da la sensación de que Tailandía es ya terreno muy conocido, y quiero conocer partes nuevas!. Está siendo un poco difícil encontrar buenas conexiones para mis clases por Skype, así que espero que en Indonesia tenga más suerte con el wifi de los hoteles. En fin, nos metemos en cada agujero que claro… no van a tener el ADSL más rápido.
Es relación dirécta, vez que nos damos un capricho y nos metemos en un hotel bueno (como hoy en Bangkok), conexión genial y sin problemás. Pero vez que escatimamos dos euritos para ahorra un poco, tengo problemás.
¡Indonesia! País de incontables islas e islotes, nos espera. Aterrizaremos en una hora y pico en la isla de Java, la isla con más densidad de población del mundo. De Jakarta solo hemos escuchado cosas malas, pero… nos ha picado el gusanillo. Malo será que no se le puedan echar un par de días.
Ahora que entramos en territorio inexplorado prometo escribir más, palabrita del niño Budha.